martes, 10 de marzo de 2009

8 de Marzo/Columna y respuesta por carta de lector*s

Miércoles 11 de Marzo de 2009 - Rafaela, Santa fe, Argentina
Carta de Lector*s
Dia internacional de las Mujeres
Sr. Director:
Que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora sea considerado como "una estafa sexual, machista o maricona, según se mire" por el autor de una columna publicada el lunes 9 de marzo en este medio, es, al menos, sorprendente. Parece que hay personas que todavía ignoran las luchas que sostenemos diariamente las mujeres. Y no sólo eso, hay quienes se animan a publicar desde el prejuicio. Quiero creer que el señor Jorge Milia es simplemente alguien que desconoce que durante los 365 días del año las mujeres, y mal que le pese, las feministas, nos organizamos en todos los rincones del país, de Latinoamérica y del mundo para luchar por nuestros derechos. Esos que sistemáticamente nos han sido negados y que sin embargo ejercemos, muchas veces a costa de nuestras propias vidas.
¿Hace falta que le recuerde que las mujeres ganamos entre un 30 y un 60% menos que los varones por el mismo trabajo? Sí, aún hoy. O tal vez se haya olvidado el señor Milia de leer un diario (cualquiera), ver cinco minutos de televisión (en cualquier momento del día), ojear una revista o simplemente salir a la calle y observar someramente (no le digo que se tome la molestia de pensar unos minutos), para descubrir como se sostiene una cultura de control sobre las mujeres, basada en la violencia y en la reproducción hasta el hartazgo de una imagen de mujer objeto sexual, mercancía susceptible de ser usada y por lo tanto desechada. Quizás no recuerde que en nuestro país son desaparecidas 500 mujeres y niñas al año por las redes de trata y prostitución. Y tal vez desconozca que las mujeres no podemos decidir libremente sobre nuestros cuerpos y en muchos casos ni siquiera acceder a abortos no punibles. Pero el señor Milia sí sabe, y lo recuerda, que en nuestro país es asesinada una mujer cada 36 horas –no cada tres días- en manos de sus parejas, amantes, novios, maridos, familiares.
Ahora bien, ¿cómo es posible que sostenga que no haya quienes denunciemos y tratemos de revertir esta situación tan rotundamente? Quisiera comentarle al señor Milia -porque insisto, supongo que desconoce- que en Argentina y hace 23 años las mujeres nos movilizamos y organizamos en distintos puntos del país los Encuentros Nacionales de Mujeres, en donde confluyen diferentes organizaciones, movimientos de mujeres y feministas. Y lo hacemos no sólo para denunciar al estado por la falta de políticas adecuadas y a la sociedad por la complicidad en el sostenimiento desde lo simbólico y lo material de un sistema que perpetúa las relaciones de poder históricamente desiguales entre varones y mujeres, sino también y más importante aún para construir otro modelo de sociedad, en el cual se respeten no sólo los derechos de mujeres y varones sino de todas las personas, y en el que la heterosexualidad no sea único destino.
Pero volviendo al 8 de marzo, debo coincidir con el señor Milia que no es una fecha para "hacerla reina por un día", frase que alude a la imagen de mujer que se construye a diario desde los medios de comunicación induciendo a que se vacíe de contenido y haciendo comercial una conmemoración que dista de serlo. Es un día de lucha por el reconocimiento de nuestros derechos y ese día como muchos otros en el año (y como lo hicieran aquellas trabajadoras que bien recuerda) salimos a las calles para hacer visibles nuestras demandas. Quisiera recordarle al señor Milia que las mujeres por ser mujeres no somos "minusválidas", somos oprimidas por un sistema que nos explota y nos condena y al que sin embargo resistimos organizadas. Debo concordar una vez más con el señor Milia cuando refiere a las mujeres en el poder, y añado que las mujeres en el poder no siempre son garantía para el poder de las mujeres. Efectivamente no nos unen las vaginas, nos unen las acciones y los discursos concretos y no sólo entre mujeres sino entre todas las personas que oponen resistencia a este sistema capitalista y patriarcal. Quizás el señor Milia, que es un adepto a los dictados de la Real Academia Española quiera revisar el significado de esta última palabra. Y por qué no el de la palabra misoginia. Porque que le gusten las mujeres (que no es lo mismo que "minas") no implica necesariamente que no las menosprecie...
Soy orgullosamente feminista. Mis prácticas y discursos políticos son feministas. Un feminismo rebelde, insumiso, y que se manifiesta en la construcción diaria junto a otras mujeres, feministas o no, y junto a todas las personas que se animan a pensar y vivir libres de prejuicios. Creo que no es posible revertir "malas costumbres históricas" si no empezamos a reconocer la importancia política de los movimientos de mujeres y feministas, junto a otros movimientos sociales, que se atrevieron y se atreven a pensar y construir un mundo sin opresiones.
Dahiana Belfiori
dahiabell@yahoo.com.ar
Réplica
En el texto siguiente, Jorge Milia, integrante del staff de este diario, responde una carta de lectores publicada por CASTELLANOS en la edición de ayer.
Señora Dahiana Belfiori:
Celebro su carta. Mi nota logró movilizar a alguien. Creo que coincidimos en muchas cosas, tal vez en más que las que se empeña en marcar como diferencias, aunque indudablemente las tenemos. Al respecto le diré que no escribo desde el prejuicio, simplemente creo que el humor puede ser más incisivo que la ofensa directa, pero, desgraciadamente, las feministas dan pocas muestras de tener sentido del mismo. Usted podrá decirme ¿cómo hacer para tener sentido del humor frente a las mujeres y niñas que mueren o desaparecen por año? Desgraciadamente no tengo una respuesta para ello, salvo que en nuestro orden jurídico parecen no existir las víctimas, pero de él somos rehenes hombres y mujeres.
Pude haberme excedido al decir que no hay quienes denuncien y traten de revertir estas situaciones; debí haber dicho que quienes lo hacen son una exigua minoría y ejecutivamente ineficientes. Y, no lo digo por ofenderla ni menospreciar sus logros, lo hago porque me parece poco fructífera esa lucha desigual que nos cuenta, en pero de una mayoría que las ignora. Deben pelear no sólo contra el stablishment masculino sino contra una cantidad de mujeres más numerosas que ustedes que se dividen entre: a) las que buscan su espacio personal en base a su capacidad y medios, peleando contra los prejuicios que usted detalló; y b) otro amplio sector que conociendo las reglas de juego, las adapta a su aire y la pasa bomba.
Reconozco el sojuzgamiento en que viven millones de mujeres pero creo que poco se logra desde el enfrentamiento, especialmente si se tiene menos fuerza que el "enemigo". Al menos eso decía Karl Von Clausewitz en "De la guerra". Tal vez sería más importante que la denuncia grandilocuente dedicarse a convencer a las mismas mujeres. En nuestro país la mayoría de los docentes primarios lo son, si la mitad de ellas hicieran suya su prédica, desde sus aulas en una generación se podría revertir gran parte de la situación.
Otro punto que me desconcierta es al decir "otro modelo de sociedad, en el cual se respeten no sólo los derechos de mujeres y varones sino de todas las personas, y en el que la heterosexualidad no sea único destino". ¿Qué otras personas hay aparte de mujeres y varones? No sé si se refiere a una condición de elección sexual, según la cual tendríamos mujeres heterosexuales u homosexuales y hombres ídem, pero los homosexuales son tan personas como usted o yo ¿Por qué esa discriminación en la promesa de que en un futuro modelo se les va a conferir esa categoría? ¿Ahora qué son? ¿mutantes?. La heterosexualidad no es un destino, es una elección.
La misoginia no es mi fuerte. La suya es una suposición gratuita y ofensiva sobre mi nota, en cambio su misoandria rezuma de una punta a otra de su carta. Siento haber herido su sensibilidad al hablar de "minas", es un resabio tanguero, casi incurable en estas tierras del Río de la Plata.
La saludo con atenta consideración.
Jorge Milia
Nueva Carta de Lector*s
Sr. Director:
Agradezco, por su intermedio, la celeridad con que ha sido leída y respondida la carta de lectora que envié a este medio y que fuera difundida el día 11 de marzo, la misma que hacía referencia a una nota publicada el día 9 del mismo mes en relación al Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es de notar la atención que, por parte del staff del diario, les otorgan a sus lectoras y lectores. En este sentido debo admitir que no deja de sorprenderme la réplica que realiza el señor Milia, dado que son evidentes las diferencias que tenemos. Muchas más de las que insiste en señalar como coincidencias.
Releyendo su contestación quisiera manifestar en principio mi desacuerdo con la expresión "creo que el humor puede ser más incisivo que la ofensa directa". ¿Acaso insinúa que la utilización del humor -que por otro lado no debería tener lugar (algo que asume en su carta) en una columna de opinión dedicada a un tema tan serio como el que nos convoca- puede reemplazar "la ofensa directa?". Es decir, si no malinterpreto, esto equivale a afirmar que lo que en realidad se pretendía con la nota era ofender a quienes la leyeran, restándole importancia a los medios utilizados para ello. El humor es una herramienta, por demás necesaria en la vida, que debería ser usada con el fin no sólo de entretener sino de cuestionar inteligentemente aquello que por otros medios parecería incuestionable. Algo que no logra plasmar en su nota, al menos a mi parecer. Muchas de las aseveraciones vertidas no tienen rastros de haber sido pensadas en clave humorística; en su lugar, los prejuicios son evidentes cuando cataloga al feminismo de "un hembrismo en estado salvaje". No se me ocurre qué otra cosa puede ser sino el prejuicio -o lo que es lo mismo- el desconocimiento, lo que lo lleva a realizar semejante afirmación. Creo que entendemos lo humorístico de maneras muy diferentes.
Por otro lado no sólo se excedió "al decir que no hay quienes denuncien y traten de revertir estas situaciones", sino que se equivocó (supongo que por desconocer) y vuelve a hacerlo cuando asegura que "quienes lo hacen son una exigua minoría y ejecutivamente ineficientes". En mi anterior carta hice referencia a los Encuentros Nacionales de Mujeres, pero omití detallar que somos más de 30.000 las mujeres y feministas que nos movilizamos anualmente. Lo invito a que investigue qué otro movimiento social en Argentina logra convocar, de manera independiente y autofinanciada, a tantas personas. Si 30.000 representa una minoría, no logro imaginar a qué se alude cuando se habla de mayoría. Si ser "ejecutivamente ineficientes" significa haber logrado que las mujeres se insertaran en el ámbito público, accediendo a la educación en todos sus niveles, ejerciendo tareas tradicionalmente masculinas y asumiendo derechos y deberes hasta no hace tanto tiempo negados, tampoco comprendo el significado de dicha frase. Parece necesario aclarar, que si no hubiera sido por la lucha histórica de muchas mujeres y feministas, hoy no estaríamos debatiendo incluso por este medio.
Es cierto que "el enemigo", como se señala, es poderoso. Y como ya expresé anteriormente, las mujeres en el poder no son garantía para el poder de las mujeres. Existen mujeres y varones que asumen al patriarcado pero también existen personas que lo combaten. Sin embargo también difiero en cuanto a la caracterización del "enemigo". La dominación y violencia masculina continúan ejerciéndose no sólo físicamente sino además y más sutilmente desde lo simbólico, asunto que intenté esbozar en mi anterior carta. Quienes entendemos que existen dispositivos de poder, sostenidos en muchos casos desde las distintas esferas públicas, que ejercen violencia no sólo sobre las mujeres sino sobre una gran cantidad de personas sistemáticamente excluidas, debemos continuar denunciándolos con todos los medios que estén a nuestro alcance, los que lamentablemente en ocasiones son menos decisivos de los que disponen quienes mantienen el "stablishment", pero no por ello menos relevantes a la hora de ir creando nuevos modos de relacionarnos y de resistir.
Es necesario que aclare algo que le resultó en algún modo confuso. Cuando aludo a la heterosexualidad como único destino, lo hago en el sentido de que nuestra cultura impone una heteronormatividad que no asume la complejidad de los deseos y las inclinaciones humanas y por lo tanto castiga simbólica y materialmente a quienes están por fuera de ella. Las identidades no se construyen únicamente en función de la biología. Las identidades, palabra compleja si las hay, pueden mutar, transformarse. Permítame decirle que está confundiendo categorías. Cuando hablo de varones, mujeres y personas lo hago en función de su identidad de género y no en relación al sexo biológico, aunque cabe señalar que hablar únicamente de varones y mujeres desde lo biológico excluye a niños intersex que en general son adecuados quirúrgicamente. Los géneros son muchos más que dos. No voy a extenderme en este punto, sólo lo invito -si es de su interés- a que investigue por su cuenta, hay extensa bibliografía al respecto.
Quiero expresarle además que, habiéndome extendido en la utilización del recurso de la carta de lectores y habiendo tenido la oportunidad de manifestar mi punto de vista, no haré uso de este recurso nuevamente para discutir este tema, pero no tendré inconveniente en continuar debatiendo con el señor Milia por otros medios. Para ello dejo a su disposición, como lo hiciera anteriormente, mi dirección de correo electrónico.
Saluda a usted atentamente.
Dahiana Belfiori
dahiabell@yahoo.com.ar
Nueva Réplica
Me parece fantástico que terminemos esta discusión ya que corremos el riesgo de fastidiar a los lectores. En primer lugar porque no vamos a ponernos de acuerdo y en segundo porque, aunque el diario es pródigo con las cartas de lectores, quienes conformamos su staff sabemos de nuestras limitaciones de espacio. Respecto a mi contestación le aclaro que lo de humor se refería a mi nota, lo de ofensa directa, a su carta. No me explico por qué en una nota de opinión no puede haber humor. ¿Un dogma feminista? La vida sin humor se transforma en una cosa baldía donde muchos tienden a solemnizar sus causas… y se hace mortalmente aburrida. La misma Biblia lo dice: "Para el que se siente infeliz, todos los días son malos; el que tiene el corazón alegre, está siempre de fiesta" Pro. 15:15. Lo siento, olvidé que la Biblia es machista y está escrita por hombres. Abundar en otro tipo de consideraciones sobre lo que Usted dice o yo pienso, me parece que sobra. Usted seguirá alzando sus banderas y yo creyendo en lo que creo. Usted seguirá dedicándose al género y yo al sexo.
Atentamente.
Jorge Milia.

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