jueves, 30 de julio de 2009

Crónica del repudio al asesinato de Alejandra Cugno. Rafaela, sábado 18 de julio.

El cuerpo habla, mancha las calles con su sangre y su saliva. El cuerpo de las mujeres estalla. Un dolor morado le gasta la espalda y le machaca el pensamiento.

Una verdad escondida tras un espejo de mentiras tan creíbles que avergüenzan.
El cuerpo exige que lo dejes pasar, el cuerpo quiere mostrar sus costillas quebradas, sus venas tan azules.

El cuerpo es una embarcación que lleva de un extremo al otro el olor del duelo secreto y oculto de las palabras, de los gritos que ruegan ayuda.

El sábado 18 de julio, en horas de la tarde, el grupo de mujeres y feministas “Enredadera” de la ciudad de Rafaela, organizamos una volanteada para repudiar el asesinato de la docente Alejandra Cugno.

La actividad la pensamos como una recorrida por las calles del centro de la ciudad y entrega de volantes a los transeúntes.

Nos reunimos en la Plaza 25 de mayo. Nos acompañaban integrantes de la murga perteneciente al Centro Cultural “Estación Esperanza” quienes irían abriendo el paso con sus tambores y redoblantes.

Además de los volantes pegamos en distintos sectores de la plaza y del centro, siluetas femeninas confeccionadas en hoja de diario. Estas figuras adheridas al piso llevaban por encina algunos afiches con expresiones y consignas que manifestaban: “Basta de femicidios”, “¡La solidaridad no mata, la violencia hacia las mujeres sí!”, “Hay que terminar con la violencia contra las mujeres”.

Con estas acciones nuestra intención era, y es, repensar el espacio público, la calle, haciéndola nuestra e intentando mostrar temáticas, como lo es la violencia hacia las mujeres, que no forman parte de ninguna mesa de discusión y de ninguna agenda a nivel local.

La reacción de la gente fue muy particular. En la plaza hubo personas que nos consultaban sobre qué quería decir femicidios, otras leían el volante y se interesaban por el hecho. Algunas se asombraron porque desconocían el suceso.

En general, las personas miraban con curiosidad y casi con temor nuestra acción. Rafaela es una ciudad en la que no es frecuente observar manifestaciones públicas de ninguna naturaleza. Por lo tanto, pensamos que fue lógico y esperable que ésta fuera la actitud. El resultado fue sumamente positivo. Todxs, a pesar de la seriedad que exige el tema lo vivieron con felicidad y nosotras también.
Enredadera, grupo de mujeres y feministas.

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