jueves, 30 de julio de 2009

Para ahuyentar al dolor.

Una caravana de sonidos alocados se apretujan contra los dientes para decir, para aullar un dolor y te pide ser carne para decir la muerte, la injusticia.

Estallará como una granada, como un grito en la boca callada, llena de agua, de tierra, de yuyos que mordiste mientras tu cuerpo era arrastrado por la mano que no estuvo sola y que te dejo sin luz.

Que el asesino sea intensa e incesantemente infeliz en sus sueños, en su vigilia, mientras pisa las baldosas de su baño, mientras come su comida o mira el cielo por la ventana. Que no haya agua suficiente para lavar la vergüenza, la mentira y que su crimen se vea como una mancha en el cuerpo, monstruosa, obscena, que nunca la pueda terminar de ocultar, de limpiar, de borrar. Que de asco pronunciar ese nombre y las sílabas que lo componen se pulvericen y nunca más vuelvan a conformar una idea, un vínculo, una sombra vital. Una piedra sin destino útil, que sólo podrá ser arena cuando cumpla con el castigo, cuando pida perdón, asuma su lugar de hombre pequeñito, diminuto, imperceptible, y le sigan como una cola de novia los recuerdos aberrantes de sus manos en los sexos de sus víctimas, que recuerde, que la imagen lo persiga como un custodio eterno, que la paz se le pierda en un camino sin retorno y su vida sea ese papel arrugado, roto y sucio con el que se envuelven las cosas que ya no sirven.
Claudia Perren. Docente. Integrante de Enredadera. Grupo de mujeres y feministas del Centro Cultural y Social Estación Esperanza
La solidadaridad NO mata. La violencia hacia las mujeres SI.
¡Hoy todxs somos Alejandra!

1 comentario:

la más aburrida cuando está borracha dijo...

t_t que hermoso claudia...




abrazos llenos de significados para ustedes/yo queridas yoes/nosotras